Columna transmitida originalmente en la edición del 26 de febrero de 2014 en el programa de FM Blue 100.7 Todo tiene un límite, conducido por Corina González Tejedor. Click aquí para leer la nota en la web del programa.
CINCO AUTORAS GANADORAS DEL NOBEL
por Fernando Bogado
La literatura,
históricamente, ha sido una práctica dominada por el hombre. Dominada y
dominadora, claro: siempre se ha dicho que el canon lo conforman escritores
blancos, europeos, muertos y, claro está, de sexo masculino. Será por eso que
la literatura escrita por mujeres siempre va a tener un costado radical,
crítico, si es que se anima a dar el salto y a salir de la visión masculina de
lo literario. Hemos seleccionado aquí cinco escritoras que recibieron el Premio
Nobel y lograron colarse en una lista repleta de nombres masculinos con lo que
realmente vale la pena considerar: la escritura de buenos libros.
La pianista, de Elfriede Jelinek
El gran tema de
Jelinek es el erotismo. Pero hay que prestar bastante atención a esta
afirmación: no es el mero erotismo que se ha impuesto como moda en más de un
libro reciente, sino el erotismo como práctica de libertad en el medio de un
mundo dominado por las represiones más inauditas que, parece, nos dan aires de
“racionalidad”. Erika Kohut sufre esas represiones en carne propia: todavía
controlada bajo la figura de una madre que la ha obligado a convertirse en la
mejor concertista de piano y cuyo mandato la persigue constantemente.
Transformada en profesora, transmite esa rigidez a sus jóvenes estudiantes,
hasta que comienza muy de a poco a mantener una relación sadomasoquista con uno
de sus estudiantes, llevando más y más ese mundo de represiones a una vida
sexual liberada de repente, furiosa, que transforma esa misma represión en
objeto de deseo. Increíble novela y, también, increíble adaptación fílmica:
basta revisar el enorme trabajo realizado por Michael Haneke (director) y la
actriz Isabelle Huppert en la cinta homónima de 2001.
Amistad de
juventud, Alice Munro
Reciente
ganadora del Premio Nobel, la canadiense Alice Munro tiene en este libro una
colección de diez relatos en donde el problema central son las elecciones
individuales que los personajes han tomado y los sueños y deseos que han tenido
que dejar de lado por esas mismas elecciones. Lo interesante de esta autora es
que se ha concentrado en desarrollar el género del cuento y que, sin necesidad
de recurrir a la forma extensa –como la novela- logra una obra de tanto impacto
en donde priman las figuras femeninas abandonadas a las rutinas cotidianas y
desconectadas de sus anhelos. La Academia Sueca ha llegado a compararla con el
propio Antón Chejov, escritor ruso del siglo XIX, quien también ponía en escena
en sus cuentos el peso de lo cotidiano en la vida de los hombres y mujeres
rusos de su época. Vale la pena hacer el intento y leer alguno de los libros de
cuentos de Munro.
Viento del este,
viento del oeste, P.S. Buck
Pearl S. Buck es
una de esas escritoras ganadoras del Nobel que han sido dejadas de lado pero
que tienen en su haber una de las obras más interesantes de la lista de
galardonados del Nobel. En este libro, Buck trabaja con su historia y la
utiliza como material para hablar de su compleja vida: criada en la China
profunda por su familia misionera, gran parte de su existencia estuvo marcada
por esta civilización ancestral, a la que conoció antes que a la norteamericana
(país de donde, originalmente, venía su familia). Atrapada en el medio de dos
mundos tan opuestos, este libro se
concentra en la figura de Kwei-Lan, una joven que es comprometida a la fuerza y
cuyo futuro esposo es fuertemente influenciado por las ideas occidentales luego
de un viaje por Estados Unidos. Estos dos mundos que chocan son los dos mundos
de Buck: el de la tradición occidental norteamericana y el del mundo chino de
su infancia y juventud, todo encarnado en esta joven pareja arrastrada por
estas visiones contrapuestas.
Tala, de Gabriela Mistral
Gabriela Mistral
es una de las poetas (no poetisas: el lenguaje, a veces, llama a una injusta
comparación de tamaños) más importantes de la literatura universal, y punto.
Agarrar cualquier libro de Mistral lo demuestra, pero hemos elegido Tala
porque, de esos libros, es, quizás, el mejor. La escritora chilena parte
de la muerte de la madre para empezar a describir un universo poético desarmado,
sometido a la desolación. Basta recordar algunos versos del primer poema, en
donde la figura de la madre muerta guía al yo lírico a través de montes
desolados, un fantasma guiando a otro en el medio de la nada del paisaje: “pero a veces no vas al lado mío: / te llevo en mí, en un peso angustioso / y
amoroso a la vez, como pobre hijo […] y
hay que enhebrar los cerros repetidos / sin decir el secreto doloroso: /que yo
te llevo hurtada a los dioses crueles / y
que vamos a un Dios que es de nosotros”.
La buena
terrorista, de Doris Lessing
Doris Lessing es
una de esas escritoras que también ha sido criada entre dos mundos, el africano
y el inglés. Su obra también se concentra en el complejo lugar ocupado por la
mujer, hasta el punto que el Premio Nobel que ganó en 2007 despertó una serie
de críticas que colocaron su obra en los últimos quince años como “ciencia ficción de cuarta categoría”
(afirmación propia del crítico norteamericano Harold Bloom). Lejos de ese
juicio, La buena terrorista es una
novela que se concentra en la figura de Alice Mellings, una mujer que decide
albergar en su hogar a un grupo de miembros del IRA. La idea es bastante
sencilla: ¿cómo conciliar el mundo burgués del buen hogar que Mellings planea,
en algún sentido, sostener , y el hecho de que el mundo político y social, las
injusticias y las opresiones normalizadas desde el punto de vista del “hombre
cotidiano”, entran en su casa y empiezan a mover los cimientos de esas ideas de
normalidad? Fallecida el año pasado, esta novela de Lessing de 1985 es un muy
buen ejemplo de los temas centrales que recorren su obra.
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